Menos analgésicos y más Tai-Chi.

MENOS ANALGESICOS
Y
MAS TAI-CHI

Félix Bargados

Texto: Félix Bargados

“Pensamos con los músculos”

¿Sorprendido?
Pues bien, parece afirmación extraña a una primera vista inocente, pero todo artista marcial que se precie, sabe que es así. Y, quien no practique Tai-chi-chuan, y por tanto no tenga la oportunidad de sentirlo en sus carnes y en su alma, podrá por lo menos atisbar un horizonte esperanzador cuando arroje un poco de luz sobre el tema.

Empecemos por lo que considero el más inocente de los principios.
Ayer por no ir más lejos, he preguntado a un niño con sana curiosidad:
-¿Cuáles son las partes de un hombre?
Y con rosada simpleza me contestó:
-Brazos, piernas, tronco, cabeza y…a veces cerebro.
Entonces tras mi carcajada admirativa, me vino a la cabeza todo el torbellino de ideas sobre como comenzar esta pequeña dosis de sabiduría práctica que te tenía preparada, como herencia del pasado, tan positiva como motivante, y que te regalo para toda la vida.

Durante el alba de la filosofía griega, se concebía el hombre como tripartito. Es decir, entendido en tres partes:
“Soma”, el cuerpo.
“Psique”, el alma animal.
Y “nous”, el alma espiritual o inteligencia.

Andando el tiempo, René Descartes lo imaginó dividido en dos:

Descartes

La primera, “materia pensante” (mente).
La segunda, “materia extensa” (cuerpo).
Cosa que no parece ajustarse de manera precisa a la realidad, porque si bien parece cierto, que trastornos físicos influencian la mente; hay motivos para dudar de que dos sustancias separadas, no parezcan tener influencia clara.

Quizá por ese motivo, el “dualismo” fue seguido a corta distancia por el MONISMO. Este, con la teoría reduccionista de que la mente no es más que la actividad del cerebro. Parece deducirse de esto, lo que desde los tiempos proclama la famosa expresión griega, y más cerca de nosotros se usó como eslogan para lo primeros juegos olímpicos: “mente sana en cuerpo sano”. O sea que, el cuerpo influencia la mente.

Pero ninguna utopía es perfecta, y esta posee un defecto. Que el cuerpo influencie la mente es correcto, pero lo que se sospecha, o por lo menos no se deja claro, es que la inversa tenga influencia. Y eso contradice los hechos palpables, porque todos sabemos que si la mente está mal, el cuerpo empeora rápidamente.

Estudios contemporáneos han evidenciado que el “monismo” no responde a la realidad. Es cierto que el cerebro da soporte a la mente, pero los datos más recientes hacen predecir que ¡esta no es el cerebro!
Por tanto, esta teoría que se puede denominar con toda propiedad “UNIDAD PSICOSOMATICA”, defiende que el cuerpo y la mente son una unidad indivisible, conocida como “mente fusionada”. Y contiene una interpretación corroborada por la realidad de los hechos. La de que, la mente influencia el cuerpo, tanto como el cuerpo influencia a la mente.
Mente

Ahora ya tengo una base construida, debo entrar en el tema que nos ocupa, y explicar porque duelen los músculos. Y, lo que es más fascinante obtener una victoria sobre el cuerpo, más allá de los sueños de cualquier  iniciado en la materia ¡aprendiendo a evitar el dolor!

Veamos
A causa de los pensamientos de preocupación, de ansiedad, y de la tensión nerviosa que estos producen, varios grupos de músculos, sobre todo aquellos relacionados con la postura, se tensan, y cuando se mantienen tensos durante horas acaban por doler.

Por otro lado, para que se produzca un movimiento voluntario, el mensaje del cerebro debe viajar a través de los nervios hasta los músculos correspondientes. Luego, las terminales nerviosas expulsan una sustancia química que produce de forma casi instantánea una cadena de reacciones que, a su vez, conducen a una liberación de energía. Sólo una parte de esta energía química se convierte en actividad, el resto se transforma en calor. Este proceso incluye la descomposición química del glucógeno (en presencia de oxigeno) y el traslado de ambos nutrientes a través del torrente sanguíneo.
Además de la generación de calor, la descomposición del glucógeno genera productos residuales de fatiga, sobre todo el ácido láctico. Este se debería eliminar a través de la sangre, específicamente en la fase de relajación del movimiento. Sin embargo cuando la persona no está relajada porque se lo impiden sus pensamientos; la contracción prolongada de los músculos, dificulta la circulación, y por tanto se produce una acumulación de acido láctico en los músculos que ocasiona dolor, rigidez, y fatiga física.

Acumulación de ácido láctico


Este fenómeno que por cierto, el cuerpo lo soporta bien, es comprensible y aceptable cuando es consecuencia de una actividad física y vigorosa. Y puede que el músculo quede un poco dolorido o agujetoso durante un periodo corto de tiempo, pero nada del otro mundo.
Sin embargo, resulta innecesario y perjudicial para la salud, cuando la acumulación de productos de desecho se debe a un uso defectuoso de los músculos por la tensión nerviosa derivada del pensamiento. En ese caso los dolores pueden prolongarse mucho tiempo e incluso hacerse crónicos.

Por lo tanto deducimos que, la buena circulación y la relajación muscular son imprescindibles para reducir los efectos del acido láctico en los músculos y erradicar el dolor.

La tensión intermitente del ejercicio también propicia enormes beneficios.
Practicar Tai-Chi

De hecho, el ejercicio bien cuidado, mejora la circulación y limpia los productos de desecho en el músculo,  desvaneciendo o aliviando el dolor y la fatiga causados por la tensión.

Además de estos beneficios tan espectaculares que derivan de nadar en el  Tai-chi-chuan, tenemos otros no menos esplendidos:

Uno el que se deriva  de la relajación de los músculos y de la mente, sobre todo cuando actividad placentera y cautivadora resulta eufórica.

También, por la fantástica activación de los músculos en el Chi-kung, que es el suave pero poderoso motor del Tai-chi-chuan, favorecemos la segregación de endorfinas. Estas, son sustancias bioquímicas analgésicas segregadas por el cerebro, ante el gusto de practicar una actividad tan sublime como el Tai-chi-chuan.
Las endorfinas, estimulan con gran eficacia el sistema inmunitario, y también desempeñan un papel esencial en el equilibrio interior entre el tono vital y la depresión. De hecho, de ellas depende que nos encontremos en el cielo o en el infierno.
Cielo , infierno

En las membranas celulares existen unos receptores específicos en los que se fijan las endorfinas como si se tratara de una fina cerradura en la que introducimos una llave. Al fijarse en estos receptáculos, despolarizan parcialmente las membranas celulares con lo cual el impulso nervioso transmitido, que es proporcional a la polarización de la membrana, sufre una disminución y así nos encontramos con una sensación oceánica maravillosa. En una agradable sensación flotante de bienestar, que con el tiempo y la práctica se transforma en un maravilloso hábito trenzado en nuevos moldes de paz con el mundo.

Sensación oceánica


Pero concluyendo en algo práctico, si siente algún dolor muscular ¿debería, sin más, practicar Tai-chi-chuan?
Pues bien, para responder, pero también para rematar el tema, me gustaría añadir que, antes, en tiempos religiosos de pocas ciencias, el hombre confundía la magia con la religión. Pero ahora, en tiempos de ciencia, y poca religión, el hombre confunde la medicina con la magia.
De modo que, antes de confundir la medicina con la magia, piense que la mejor asistencia es la asistencia adecuada.
Y esta casi siempre la dicta el sentido común.

Doctor y paciente

-Doctor, estoy muy preocupado, hace una semana que no duermo, no como y no bebo ¿Qué cree que puedo tener?
-Puessueño, hambre y sed.


Use el sentido común.
Ante la enfermedad debe ir al médico.
Ante el malestar puede simplemente hacer
Tai-chi-chuan.
El médico cura.
El Tai-chi hace bien.
El Tai-Chi hace bien
Artículo Original de Félix Bargados
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