Tao del Tai-Chi para mentes serenas.

TAO DEL TAI-CHI
PARA MENTES SERENAS
Felix Bargados
Felix Bargados.

          “El Tao que puede decirse no es el Tao Absoluto”

 Así lo dejó expreso Lao-Tse y se quedó más pancho que ancho. Y no precisamente por si las moscas no lograba explicarlo bien…para intentar endosar la culpa a lo inefable del Taosino más bien queriendo referirse a que el intelecto no puede entender lo que sólo se comprende por simple y llana sensación. Que me lo digan a mí…él lo explicaba, parece ser, sin abrir la boca y a mi me cuesta incluso diciéndolo todo.
En este sentido tan loable, si tomásemos, qué se yo…el acto tan cotidiano como prosaico de tragar agua, resultará ser una misteriosa sensación que no puede comprender el intelecto como comprende que dos y dos son cuatro.
Siguiendo el hilo argumental que me permite mi humilde habilidad, parece procedente señalar, que al igual que un buen marinero no lo es, creo yo, sólo por saber montarse en barco, sino por conocer el arte de navegar; el estudiante de Tai-chi-chuan no lo es, y eso si lo tengo claro, por saber moverse al estilo Tai-chi, sino por entender las delicias de la filosofía que lo anima, y esta no es otra que el Tao, La filosofía amable del Tao.

 Así sentadas las cosas, la pregunta obligada es ¿Qué es el Tao? Dicho así sin explicar y a bote pronto, es lo invisible.

Pero el Tao explicado con brocha gorda, puede ser entendido de dos formas:
LA NATURALEZA DEL MUNDO
LA FORMA EN QUE EL MUNDO SE CONDUCE A SI MISMO

Pero para explicarlo, debo comenzar desde lo que entendemos:
 Lo que denominamos el mundo real es por un lado TODOS LOS OBJETOS QUE TOCAMOS Y VEMOS, y por el otro todo LO QUE TENEMOS EN NUESTRA MENTE ILUSORIA  con todas las explicaciones cosmológicas (leyes de Newton, Einstein, etc…) que explican el funcionamiento de la realidad desde nuestro mundo agreste y del ilusorio de maya. Estas leyes de Newton (por poner un científico) explican una parte de la realidad que nos viene bien para desenvolvernos. Al igual que la pulga sobre el perro daría la explicación garrafal del bosque de pelaje pulgoso como la única Ley del mundo.

No quisiera parecer raro, pero ahora no me queda otra que internarme en lo extraño y desconocido por la mayoría, si queremos llegar a algo provechoso:
El inefable pero si avizorado Tao, es la esencia primordial que está bajo lo que denominamos el mundo real, al igual que el abisal mundo acuático está bajo la superficie del mar. Y comprende por un lado LA NATURALEZA DEL MUNDO, QUE ES UN VACÍO. El vacío potencial e imposible de colmar  WU, a partir del cual, todo se auto-genera espontáneamente. O si se quiere, la “no forma” que puede adoptar todas las formas. El vacío es la permanencia más abismática ante el cambio. Todo cambia pero las supremas y universales Leyes del Tao bajo la placidez del vacío que estamos tratando de expresar, espero que con éxito, permanece como si de magia se tratara.

Y por el otro LA FORMA EN QUE EL MUNDO SE CONDUCE A SI MISMO. O sea, las Leyes metafísicas en las que se desenvuelve.
De modo que en algún sentido, las insondables Leyes Taoistas son íntimas y genuinas del mundo, y tocan divinas alturas hasta ahora no alcanzadas por la especulación en el mundo de los pequeños hombres amarillos, ni quizá en el nuestro. Estas Leyes que son todas una misma cosa nombrada de diferentes modos para poder meterlo dentro de la artificiosa mente y así entendernos, son:


EL MUNDO ES UN ENTE ORGÁNICO ¡ÚNICO! QUE SÓLO LA MENTE ENTIENDE DESDOBLADO EN OPUESTOS RELATIVOS “YIN Y YANG”.
Para entender el Tao en movimiento, es necesario como primera providencia poner de relieve que todo se nos presenta en aparentes opuestos. Y el Tao tiene el potencial de hacer que los opuestos que nosotros vemos y entendemos como bien, mal, luz-oscuridad... cambien constantemente de un extremo a otro.

EL MUNDO NO SE DESPLIEGA EN PERFECCION GEOMETRICA, SINO CON  “LI”, UN TOQUE DE IMPERFECCION. Este es el principio regulador de todo despliegue cósmico. Todo se ordena con un toque azaroso dentro de la perfección. Todo en el Universo es como las vetas de la madera que siguen un orden definido pero aleatorio dentro del orden.

EL MUNDO EMANA EN AUTOGENERACION ESPONTANEA “TZU-JAN” Y CONTINUAMENTE POR EL LADO DEL MENOR ESFUERZO “WU-WEI”.  La acción constante del Universo, se desarrolla sin esfuerzo, al ritmo danzante de las cosas y en la dirección de menor resistencia. Y en esa acción cósmica no hay indecisiones, dudas es la espontaneidad, sin imposición a las cosas. YUGEN es el misterio de una forma de auto-crearse que no va a ninguna parte concreta. Es el misterio de lo que no tiene meta. Así es como “los árboles están destinados a crecer”. Sin más.

EL MUNDO ADAPTA LA FUERZA MOTRIZ A CADA SER PERMITIENDO LO QUE PUEDE LLEGAR A SER Y NO OTRA COSA. “TE” es esa virtud. Corresponde al modo de actuar de la naturaleza en cada cosa, que es delicado como el agua. Adaptándose a todo y ocupando el lugar más humilde y bajo.

Ahora bien, las Leyes son un modelo viviente que rige en concierto el cosmos, y por extensión, hablan en nosotros. Así es como por estas Leyes inherentes al mundo, el hombre lo imita y armoniza abriendo las puertas a lo mágico y maravilloso por su sencillez:

Dicho por boca Taoista, “quien sabe contentarse está siempre contento”. A saber que, conviene aceptar todas las cosas, aceptar la parte YIN  y la parte YANG, y como que “las diferencias están casadas con las semejanzas”, ambas son partes de una misma cosa, aunque para poder pensarlas las dividimos en dos ¿cómo si no se entendería de una manera pedestre lo bueno-malo como parte de lo mismo? Además no tenemos datos para saber si algo beneficioso comportará la semilla de algo negativo o a la inversa. Asimismo, comoquiera que no es posible obtener algo por nada, conviene guardar el equilibrio en todo, incluido en las emociones, ni demasiado agradable ni poco, sólo feliz, con la felicidad natural que nos ha venido dada, porque todo triunfo comporta la semilla del fracaso, cuando el triunfo llega al máximo sobreviene el fracaso. Y como vemos por todas partes, después de la fama viene la difama.

Debemos encontrar en toda cosa el verdadero orden de la naturaleza LI. Así que aceptar un pequeño toque de imperfección en todo no nos vendrá nada mal. Vivimos bajo ese orden en vez del “orden de las cosas según están en la cabeza”  TSU, más artificioso, geométrico y lleno de palabras.

Si prestamos atención, nos percataremos de que existe una continua lucha entre nuestra idea de cada cosa y lo que la cosa conlleva. Por eso el sabio en perfecto WU-WEI deberá observar que las cosas son como son porque lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Una vez observada la manera de cada cosa, después actuar sin forzar y de a acuerdo a ellas.
Y en sentido general, desde que nacemos es como si estuviésemos cayendo con todo lo demás irremediablemente por un tobogán y ante la imposibilidad de detenernos, es de sabios acomodarse como un inocente niño que sigue la linea de menor resistencia durante la caída, mientras disfruta a las mil maravillas.

Tenemos dos formas de acción, la que se desarrolla a larga distancia como una intención que hemos decidido, y la que en cortas interacciones cotidianas se debe realizar con TZU-JAN.  La frescura virginal con la que el mismo mundo se desenvuelve, sin vacilación. Igual que la respiración funciona, sin intervención nuestra. La mente que también posee esa cualidad, sería recomendable darle esa posibilidad tan saludable.

En cuanto al TE, una persona, primero aprende bajo el yugo de la técnica, por ejemplo una forma de Tai-chi-chuan  hasta ser consciente, pero el hecho de realizar movimientos codificados ata y anuda. Después llega la renuncia de los esquemas, del pre-conocimiento, y con ella la bella inocencia de una persona liberada. El niño que baila libremente, cuando se siente observado, no sabrá mover un pie. El secreto es que en vez de empujarnos a nosotros mismos (con la técnica aprendida). El que pretende elevarse del suelo tirando de las perneras de los pantalones está destinado a fallir. Mejor si nos entregamos nos volvemos tan eficaces como el agua humilde que se adapta a todo, con la extraña potencia añadida de ocupar el lugar más inferior. A saber que, doblarse cediendo es permanecer intacto, y al no exhibirse, se parece más brillante.

Concluyendo sobre las características del hombre del Tao, todos tenemos los mismos gustos y por eso nadie nos damos cuenta de los defectos ajenos, de los que el Taoista es consciente y evita como los imanes del mismo polo se repelen. Esto representa el revulsivo que propicia la revolución tranquila del Taoista denominada “LIBERACION TAOISTA”. Que como sigue se explica. Como ser benévolo, todo Taoista se cuida de ser desviado por fama, vanaglorias, poder, sensualidad, intoxicantes, materialidad, las costumbres. Se aleja de servidumbre, de la falsedad, mantiene la sinceridad, domina las emociones, obvia los pensamientos errantes, abandona confusión y se vuelve de cara a la realidad. Se cuida de lo que hace o dice. Todo esto presupone alejarse de asuntos políticos, del afán de lucro, defensa de la libertad individual. Y así es como vuela hacia la felicidad intrínseca, da la espalda a costumbres, dogmas y doctrinas, vive en despreocupación y bajo la riqueza de la experiencia.
Así todo bien sentado, la persona del Tao, no deja rastros de cosas feas y no emprende acciones innecesarias.
Ha llegado el breve momento idóneo, en el que será mejor que me calle y pasar la palabra a Lao-Tse:
“Yo pago el bien con el bien, y así es como obtengo la bondad.
Pago la insinceridad con sinceridad, y así es como obtengo sinceridad”.
No hace falta que siga, se sospecha que es así hasta el infinito. Esa es la solemne BEATITUD del Tao.
Y UN POCO DE BEATITUD NOS VENDRA BIEN A TODOS
Como lo es esfumar el miedo por antonomasia. El Taoista no teme a la muerte porque esta no existe como tal, como no existen los contrarios como tal. Lo denominado muerte no es más que la mera transformación del mundo en el que los seres nacemos en el río imparable de una materia indistinta y obedecemos al “eterno retorno”. Aunque visto desde el turbión de la mente mercantilista, materialista, egoísta y ordinaria…duele un poco…

…Dijo el Maestro Taoista al alumno -Todo es perecedero.
-Maestro ¿porque debemos morir?
-Hijo, todo debe desaparecer para recomponerse.
-Si Maestro, es justamente lo que me sucedió con su taza de te preferida.

Para concluir con las citadas Leyes del Universo, nos queda por resaltar la del vacío “WU”. El Tao está ligado a una sensación constante de vacío primordial que se encuentra por debajo del pálpito soplo de la naturaleza.
La idea básica del Tao, y por tanto del Tai-chi consiste en suspender los pre-conceptos, credos y creencias que nos hemos impuesto en nuestro mundo mental paralelo, y rasgar el angustioso secreto de la vida. Esto significa dejar la jaula de grillos de la mente, dejar de serrar el aserrín, la notación de las palabras, para entrar en una terapéutica moral intuitiva.
Todo esto, a fin de que el ámbito intelectual que no es más que un guiño de quien finge ser y estar bien, pero que nos aleja de la realidad (del Tao) haciendo sufrir al corazón, podamos abandonarlo y desvelar la pura sensación (del Tao), donde podemos experimentar la mente prístina, inocente y pura en una serenidad a toda prueba.
¿Qué como lo hacemos? ¿Cómo se ha llegado a saber todo esto? Fácil. Observando y experimentando lo que dentro de nosotros se encuentra. Y siempre y cuando no se confunda el contenido con la forma, el Tai-chi-chuan nos enseña como hacerlo, y a hacerlo hermoso y fácil.
Vamos a experimentar buen Tai-chi-chuan:

Primero.-   RELAJAR, despreocuparse, sonreír interiormente.

Segundo.- Concentrarse plácida y serenamente en un “PUNTO FOCAL” (respiración o objeto externo, movimiento, lo que desee).

Tercero.- OLVIDAR EL “PUNTO FOCAL” nutriéndose de todo, y percibir la frescura del mundo tal y como es fundidos en lo que estemos observando o haciendo, sea quietos o moviéndonos al estilo Tai-chi, abierto eternamente a la realidad y desnudo al mundo de lo innombrable.

Gravitando sobre ese místico momento de estupor extático, entra en juego el estado más  maravilloso de la mente...
el intelecto da paso a la luz clara de la corazonada.

Mirando las cosas desde el punto de vista de las cosas descubriremos su naturaleza,
pues el pensamiento analítico y los sentimientos granjean prejuicios. Mientras que la naturaleza del mundo es neutra y clara, y la del corazón sereno y abierto.

Artículo Original de FELIX BARGADOS.

Todos los derechos reservados